sábado, 30 de enero de 2010

Los regalos del Rincón de la Armonia

Estas  cosas  de la vida son las que te hacen feliz.
Saber que lo poquito que compartes forma parte del vivir de los demás,
llenando sus espacios de distracción o compañia.
Gracias amigos del Rincón de la Armonía.
Ellos si que tienen arte para compartir.

martes, 26 de enero de 2010

El anillo que está en mi mano.

De vez en cuando encuentras algo que no es excesivamente valioso,
ni grande, ni un regalo. y sin saber ¿por qué? ni ¿desde cuándo? sabes que 
forma parte de tí, que quiere transmitir un recuerdo olvidado.
No encuentras el motivo, no conoces el legado pero te desconcierta mirarlo.
Al mismo tiempo te de paz y buscas  en el pasado, despierta tu curiosidad y no te deja atraparlo.
Hay un misterio oculto que esppera ser desvelado.
Te atrapa un sentimiento dormido que quiere ser despertado.

Es un anillo que está en mi mano, como un ojo abierto que me está mirando.

sábado, 16 de enero de 2010

Dando vida a un poema.

Esta es la historía de una mujer  que estuvo deseperada.

Rota por el dolor de sentir más de lo que su  corazón puede sentir al mismo tiempo.
No son buenos días cuando se levanta y sin sentirlo tiene que poner una sonrisa, a su cara y a sus recuerdos, para contar, en una carta, bonitas historías que levanten el ánimo y el espíritu a un joven , al que en la distancia,  no puede contar la verdad de otra vida que se escapa.
Y esa  vida que se escapa, tan importante para los dos, que sabe que les rompe el alma.


Entre lágrimas, escribe y dibuja flores en papel de colores para uno de sus amores. Mientrás toma café y corre para no llegar tarde al trabajo.

Ocho horas de esfuerzo para ocultar sus temores, cavilaciones y poner una sonrisa a los que están de vacaciones.
No son buenas noches cuando se va a la cama y entre achuchones de amor sus lágrimas calla para no hacer que de dolor su otro amor se vaya.

Y entre sueños piensa lo que tiene que hacer mañana.

 Visita al Hospital, casí diaría, esperar esa importante llamada. Mirar el buzón para encontrar esa carta esperada. Besar al enfermo y contar una historía de llegadas esperadas.Compprarle un helado y compartirlo, aún sin ganas, para endulzar las últimas horas a su padre del alma.



Y mientrás ese alma agotada de sentir amor y faltas, de mentiras dulcificadas,
de no saber respuestas, de no recibir cartas.
Gracias a Dios que otro hombre la acompaña,le abraza y le da todo el amor que la calma.
Porque sus otros hombres con su marcha, le destrozan la garganta , por no poderles decir las verdades que a ella matan.
Sus dos amores tan lejos, sus dos amores del alma, que se adoran entre ellos, que se pierden la despedida y la verdad les destrozaría el alma.


La marcha de uno, trajo al otro.
Y la pena de la despedida  fue aliviada con la alegría de la llegada.
La felicidad no dio tregua al luto y el amor no dejo lugar al reposo de ninguno de los sentimientos.


Así quedó un recuerdo , marcado con otro, borrosos en el tiempo, arañando los ojos.


Con el tiempo y en la distancia, se da cuenta de que la vida la mata.
No son los años que pasan.
No es el trabajo que la agota.
Son las experiencias  las que la destrozan.
Son las dudas, la verdades, las  contradicciones y las mentiras las que le duelen, las que le rompen las venas, las que le desgastan los riñones y le parten el alma.


No ,no son buenos dias ni buenas noches .
Es un poema de vida, o, ¿ una vida de poema? .
Quizás sea la vida de un poema.

 Gracias a los angeles, que no solo están en el cielo. También en la tierra.
Que velan por nosotros y los nuestros, que nos dan fé y fuerza, que nos abrazan y nos alientan.
Gracias a sus alas,cuando nos las prestan. Porque nos hacen volar, soñar y ver desde otro punto.
Gracias a la paz que ponen en nuestro pensamiento, cuando ya no tiene atino ni concierto.
Gracias por rozarnos con su aliento cuando el nuestro está casi muerto.
Gracias por el amor que ponen a nuestro encuentro, para sentirlo o para darlo ,porque igual nos llega al centro.

domingo, 3 de enero de 2010

José Luis Rojano Perez. Un ser especial

José Luis Rojano.
Luis, para los amigos.

Hoy mi recuerdo va para él.
Seguramente lo conocía de antes, pero la primera imagen que viene a mi memoria cuando pienso en él. es de hace más o menos 20 años. Aquel día , mejor, aquella noche, yo ,estaba de visita en casa de mi madre.
Bueno, no era una casa exactamente, era un restaurante enorme, con una terraza del tamaño de una pista de tenis con espacio para bastantes espectadores. Una pasada. Además estaba justo a pie de playa y como era invierno, allí, en aquella terraza y a las doce de la noche no hacía ningún calor.

Luís estaba sentado en una silla, con camiseta de manga corta,sudando,berreando, borracho y con la cabeza abierta.

¿Y a quién le tocó curarle la herida? _ A mí.

No fue agradable, tenía el pelo hecho una pena y olía a mil demonios.
Me enfadé terriblemente y lo mandé callar, me costó lo mio. Le curé la herida y fui su peor enemiga durante los siguientes años.
Siempre que me lo encontraba estaba borracho o camino de conseguirlo. No entendía la mitad de lo que me decía, incluso cuando estaba sobrio y solo era capaz de llevarle la contra, para fastidiar.
Un día desapareció de nuestras vidas y se rehabilitó un poco antes de volver.
Había engordado bastante, había cambiado su forma de vestir, ahora vestía como el empresario en que se había convertido. Seguía bebiendo pero con más recato y seguía siendo el mejor mecánico de barcos, el mejor albañil y el más arriesgado en la vida , además de cocinero, conversador y buena persona que haya conocido en mi vida.
Siempre fué educado y cariñoso, poco familiar con su familia, pero mucho con la mía. A mi padre solo lo vi llorar cuando él murió.
Tenía el corazón grande, una mente abierta y muchos secretos que no le dejaban vivir.
Muy poco tiempo antes de partir empezó a abrir sus sentimientos y nos contó que tenía un hijo, que echaba de menos a su hermano Moisés y que no hablaba con su familia desde hacía años.
Paso por su pueblo, Verin, poquito antes de morir, pero no se paró.
Y un 14 de Noviembre, hace casi ocho años, en las costas de Madeira una terrible tormenta y un mar borracho de olas, lo abrazo, lo meció y se lo llevó para siempre.
Luis y su amiga.
Casi nunca hablamos de él porque nos duele pero lo llevamos en el corazón y en el alma como un hermano adoptivo.