domingo, 21 de agosto de 2011

El Papa visita Somalia

 En primer lugar , pido disculpas por tomar prestadas algunas imagenes que solo con pedirmelo quitaré sin rechistar.


Somalia se muere de hambre y nosotros celebramos la llega del gran pontífice con ordas de religiosas felices haciendo la ola .




                                                                  Un
poquito de oración, se hacen unos bizcochos y unas yemitas para la ocasión y ale, nos vamos a Madrid a romper la clausura y disfrutar con el resto de la juventud cristiana de unos días de vacaciones a precio de ganga.

Y ¿Quién se acuerda de Somalía y del hambre que allí pasan?

Unos  cuantos de miles de indignados que protestan en las calles y de paso reciben algunos palos de una policía que entre todos pagamos y más , estos días para protección del Papazo.

Y, este,  mientras tanto, almorzando a cuerpo de rey con unos cuantos que seguro tampoco han pensado  en hacer un poquito de esfuerzo y ahorrar en gastos para paliar un mínimamente el hambre en el cuerno de África y pasar por alto la vocación religiosa.
Ya con la que tienen ellos es suficiente.
Más vocación de esta, seguro que hay en Somalia y no esperan que le pongan mantel en la mesa.

Muchos y muchas estarán rezando para que si les llegan ayudas , no se escape ninguna TV en la que puedan
ver lo que aquí hacemos para buscar religiosos que vayan a evangelizarlos y enseñarles a poner la otra mejilla.
¿Por qué cuantas madres cristianas, de las que tienen familia numerosa y no están a favor del aborto y el uso del preservativo, que educan a sus hijos en las mejores Universidades y solo les llevan a la sanidad privada,seguirían siendo tan católicas y tan cristianas en estas circunstancias?

sábado, 6 de agosto de 2011

¿Qué haces?

Ya hace tres años que por estos días yo andaba comprandote helados para que comieras algo,
que sin prisa y con algunas pausas intentaba quitarte el miedo,
que con toda lucidez me daba cuenta que te ibas y no quería creerlo.
Ya hace tres años que egoistamente y sin pensar en tus sufrimientos
deseaba un milagro, solo alargarte la vida unos cuantos días
para celebrar una llegada y completar tu despedida.
Te lo supliqué y no me escuchaste.
Y tu marcha nos dejó sin alegría.
Ay! como me duele la falta de tu risa.
Ya no me saben igual las sardinas,
Antonio , mi padre
no he vuelto ha picar los pepinos para el gazpacho,
ni a pellizcarte la mejilla.
Cuantas cosas me enseñaste entre lágrimas y risas
y que buen padre fuiste para esta niña.
Con tu ánimo y tus voces hiciste fuerte
a una sensiblilla.
Cuando me bajan las fuerzas
me miro en tu risa,
y saco todo el coraje y toda la ira
para que no me afecte el dolor que me causa esta vida.
Y como me acuerdo de tu frase favorita: " Calderas, ¿No sientes los golpes?"