jueves, 29 de abril de 2010


Que bien, por fin es primavera y mi terraza está pletórica. No ha sido fácil, mucho cuidado, un poquito de agua y mucha fe de que este año sería bueno.


Y sí, me hace feliz salir a tender la ropa y ser sorprendida con el color que de repente ha llenado mis plantas verdes.



Y además de la maravillosa cala que fue la primera,
ahora me sorprenden estas preciosas flores que no sé como se llaman y que por si una alegría con cuatro bellezas no era suficiente , va y me regala otra de sus
lindas cuatrillizas.




Verdaderas obras de arte.
Do gracias al Universo por los regalos que sin esperar me trae cada día

martes, 6 de abril de 2010

Archidona en Semana Santa

La emoción nos transporta, quizás no sea solo el sentimiento religioso, posiblemente escaso en muchos de nosotros.
Es el sentimiento compartido de todo un pueblo que espera y trabaja durante todo el año para poner en la calle la tradición y el fervor de unos que contagia al resto.
No hay crisis para vestir las imágenes, ni falta el esfuerzo,  ni el dinero de los que aún teniendo poco,  lo ponen al servicio de la cofradía para regalar a propios y extraños, lo que guardan entre paños, durante todo el año.



Este año ,gracias a Dios, no hay más lágrimas que
las de la Virgen.
No ha llovido, el frio de la noche ha invitado a entrar en los bares y gastar un poquito más que otros días.
Al fin y al cabo son tres días.
El buen tiempo de las mañanas ha dejado a jovenes y mayores lucir sus galas.
Movimiento de la economía, que bueno para el comercio del pueblo.
Las flores y los cirios , han lucido como siempre
y la alegría de ver tu Cofradía, en la calle,  anima a los hermanos a dejar sus donativos con más generosidad.


Cofradia del Nazareno.
                                           Cofradía de la Humildad.
Y llega la noche del Viernes Santo. Todos están cansados, incluso los niños que viven la calle y la religiosidad a su manera.
Todos han cumplido con su devoción,unos vestidos con la ropa de su hermandad y otros acompañando a los Tronos en los puntos de encuentro,  donde es más bonito de ver o más difícil de procesionar.
Todos han comido los pestiños típicos y el bacalao rebozado, nadíe ha perdido de vista a los amigos que han venido, a los foraneos de visita y a los que siempre vuelven,  aunque sea solo un día.
Pero queda la despedida, el último momento de recogimiento y sentimiento de pena que casi no acompaña a La Soledad.
Recogimiento, acompañado de velas y Adagio.
Silencio y emoción, olor a incienso, cera y adios. Algunas lágrimas y un agotamiento que hace doler el alma con el frio de la noche cerrada.

Calles vacias, silencio sepulcral.  
Calles poco transitadas que acaban de tener sus días de gloria y que hasta dentro de un año no volveran.
Murmullos, olores, color y arrumacos que flotando se quedan  en entresijos de calles y corazones con
el sabor salado y dulce del bacalao y la miel.